Arribando por el camino que deja detrás a la ciudad de Jerez, y con Algeciras y el mar al horizonte, alcanzamos a la villa de Medina-Sidonia.
Allí, a las faldas del castillo de "Torre-Estrella", nos disponemos a entrar en el santuario de Don Alvaro Domecq y Diez. Se respira un ambiente casi mágico, impregnado de tauromaquia en todo su ser, aire que nos transporta casi sin quererlo al recuerdo de épocas gloriosas y por desgracia, ya pasadas pero que aún pertenecen a la memoria histórica de todos nosotros.
Al pasar de la puerta de "Los Alburejos", la presencia de Don Alvaro, siempre un buen anfitrión, nos integra en todo ese mundo. Junto a él se nos muestran toda la belleza y el esplendor de esta legendaria finca con todo lo que ello significa, haciéndonos partícipes de sus sentimientos y conocimientos más profundos, de la manera que sólo puede hacer el que habla de lo que siente y ama sobremanera.
TODA UNA VIDA GANADERA
En el añob1937, la ganadería del fallecido Juan Pedro Domecq de Villavicencio se reparte entre sus cuatro hijos Juan Pedro, Salvador, Pedro y Alvaro. Era esta, ni más ni menos, la mítica vacada del Duque de Veragua, que había sido comprada algún tiempo ante por el bodeguero jerezano para prestigiar sus vinos con la imagen del toro.
En realidad, la mayor parte de las reses veragueñas se quitaron poco a poco, siendo incorporados, como ya se vio cuando pasamos por "Jandilla", dos sementales llamados "Carabella" y "Llorón" y 27 becerras del Conde de la Corte, coma el año 1930. En los sucesivos se añadieron más progenitores y vacas del mismo hierro "condeso. Los hermanos Domecq -como se pudo observar más tarde- se mantuvieron juntos explotando la ganadería durante varios años, hasta que ésta se dividió en cuatro lotes.
A finales de los años cuarenta, Alvaro vende su parte, y en 1955 compra la vacada de Salvador Suárez Ternero, procedente de Guardiola-Soto, de cuyas reses se deshace con prontitud. En un primer momento, Alvaro Domecq y Diez se anuncia a nombre de " Valcargado", finca que con el correr del tiempo pasaría a ser propiedad de Antonio Ordóñez Araujo.
De lo antiguo de Veragua sólo se conserva unas pocas vacas, y es en el citado 1955 cuando comienza en verdad a forjarse la sangre de los actuales "Torrestrella". Manuel Camacho y Alvaro Domecq compran la ganadería de Cuito Chica, antes Ramón Ortega, de origen Duque de Veragua, Braganza y Conde de la Corte, esto a través de los sementales "Jilguerito" y "Chavetero".
Posteriormente Domecq cede a Camacho el hierro de la corona y se queda a cambio un reducido pero selecto lote de vacas. Por esas mismas fechas, el gran ganadero Carlos Núñez. pone a la venta una carnada de éralas que Don Alvaro adquiere junto con algunas vacas viejas. Una de ellas de nombre "Lancera", marcaría historia, por se madre de "Lancero", un semental salpicado que fue el que hizo en realidad la ganadería de "Torrestrella", fijando su tipo, carácter y hasta el pelo.
"Lancero" fue tentado sobre los años 1956-1957 y estuvo con las vacas durante una década, entre los años 60 y 70. A todo lo referido, hay que añadir el aporte de sangre de algunos sementales de Juan Pedro que éste ya poseía con sus vacas y que su hermano Alvaro utilizó en distintos periodos, caso de "Desgreñado" y "Guasarapo".
En 1957, la ganadería de Alvaro Domecq adopta como nombre definitivo el de "Torrestrella", una vez asentada en la finca "Los Alburejos", que hasta 1954 albergó las vacadas de Ramón Ortega y Tomás Prieto de la Cal, Marqués de Seoane.
DON ALVARO DOMECQ Y DÍEZ (2ª Parte)
DON ALVARO
Nació en Jerez de la Frontera, el 1 de Julio de 1917, hermano menor del Marqués de Domecq e ilustre poeta Juan Pedro, dentro del seno de una reconocida familia bodeguera. A lo largo de toda su vida, se podría decir que es un caso insólito y brillante dentro del arte del rejoneo, el gremio ganadero, el mundo de las letras y la función pública como presidente de la Diputación de Cádiz y Alcalde de Jerez.
En el caso de este gran ganadero se da una circunstancia difícil de repetirse, como es la de haber sido capaz de compaginar la tradición, las raíces ganaderas, la modernidad y la cultura.
Comparto plenamente la idea que mantienen muchos aficionados de Don Alvaro, como el ganadero más importante de la mitad del siglo XX. Como acertadamente diría "El Caña" "es el último revolucionario de su propio imperio ganadero".
Ha sido éste un excepcional jinete, hombre de pluma fácil y ganadero con gran solera y categoría así como un pionero en temas tan tradicionalmente cerrados, como son la inseminación artificial y la fecundación in vitro, además de efectuar un exhaustivo y profundo estudio sobre las caídas del toro bravo.
LOS TOROS DE TORRESTRELLA
Por su tipología, el toro de "Torrestrella" posee rasgos de las tres razas que intervinieron en su formación. En cuanto a sus pitones, no suelen ser demasiado descarados, pero bien puestos y al mismo tiempo bastantes recogidos, resultando frecuente que salgan "tocaitos" arriba, en el más puro estilo de sus ancestros "los núñez".
La hondura y el buen tamaño pueden relacionarse con la veta Vazqueña, así como el morrillo bien torneado, la finura de cabos y la buena badana se entroncan más en los Parladé.
Estos ejemplares son anchos de pechos, bajos de agujas, fuertes de cuello y rematados por detrás.
La variedad de pelos es otra de sus características más acusadas, con el burraco o salpicado, sobre todo en negro y cárdeno, como capas más clásicas. Hay toros mulatos, zainos, bragados, colorados, castaños, ojinegros y ojo de perdiz, chorreados, melocotones, ensabanados, salineros, sardos y hasta jaboneros.
Su carácter en la plaza, al principio de una muy fuerte salida, aunque también los hay que salen con mucha templanza, pero son estos los menos. La mejor característica de estos toros es que humillan y para bien o para mal, tienen fijeza. Atienden puntualmente a los toques y si se les hace bien las cosas, responden.
La manera de entenderlos es poderles, siempre por bajo, llevándolos mucho hasta que rompan por delante, sin recortarles mucho el viaje, ya que no te permiten el más pequeño error, las faenas han de ser de poder a poder, tomando distancias bien largas. Son toros de faena intensa según apunta el ganadero.
LOS ALBUREJOS
La casa está situada en un pequeño alto, a cuyo pie se divisan algunos grupos de toros repartidos a uno y otro lado del camino, que arrancan desde la carretera a modo de escaparate. Sobre la plaza de tientas el terreno se hace más ondulado, y en la otra vertiente acaba en un llano que antes se usaba de corredero. El conjunto central de edificaciones de la finca está rodeado por un enjambre de cerraos, entre los que se distribuye la camada de toros dispuesta en el invierno de cara a la temporada próxima.
En la casa ganadera almorzamos en compañía del diestro madrileño Victor de la Serna, con quien departimos acerca de nuestras comunes raíces sepulvedanas.
Es quizás aquí en esta casa forrada de cabezas de toros célebres, antiguos carteles y viejas fotografías de campo, cuando me vuelven como evocados, recuerdos de mi más tierna infancia, en mi casa segoviana de "Colina", en donde al caballo y al toro, al igual que en esta casa, se le guardaba cierta admiración rivalizada. Quisiera despedirme desde aquí con "Los Alburejos", deseándole lo mejor a Don Alvaro Domecq y Diez. Yo desde ahora podré presumir como modesto escritor de toros de haber conocido en persona, al último gran caballero y ganadero andaluz, ejemplo vivo del campo bravo español.
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