En nuestro breve recorrido ganadero repasaremos hoy una de las seis ganaderías más aristocráticas de todo el ámbito nacional. Es ésta sin duda la más conocida por la inmensa mayoría de los aficionados. Sería el segundo Marqués en sucesión, D. Pedro Domecq Rivero, destacado viticultor de Jerez de la Frontera, quien influenciara en afición al artífice mayor de esta mítica y potente ganadería, que no era otro que el impar D. Juan Pedro Domecq Rivero. Un hombre que gracias a su enorme labor, logró situar a estos toros en el mayor apogeo de su historia.
Esta vez en la compañía de Fernando, su hijo, contemplamos nuevamente en las fincas ganaderas de Martelilla, La Castellana, Los Barrancos y El Carrascal, a las carnadas de cuatreños pastando sobre los extensos barbechos, mientras comprobamos las nuevas, lujosas y modélicas instalaciones ganaderas que con tan buen gusto esta familia ha realizado con el carácter de pioneros en la actualidad.
GESTA GANADERA
El sevillano de Guillena, Cuito Correa, fue uno de los que adquirió directamente ganado de Fernando Parladé comprándole a éste un lote de vacas y el mítico semental "Bandolero". En el año 1915 recibe provisionalmente esta vacada D. Félix Moreno Ardanuy, que en 1918 se transfiere al cordobés Antonio García Pedrajas, que debuta en la villa de Madrid el 31 de Mayo de 1925.
Heredan esta ganadería a partes iguales los hermanos Francisco y Magdalena García Nátera. La porción proveniente de Francisco la tiene después Ramón y Jaime Mora-Figueroa (hijos de la Marquesa de Tamarón), que emplean los sementales "Chavetero" y "Noventa y Cuatro", del encaste Conde de la Corte. Se encarga posteriormente de la torada, de la que una participación adquiere el ganadero Carlos Núñez, José Ramón Mora-Figueroa, que la explota en unión de sus cuñados los Domecq y Diez, que incluso los llegaron a herrar con el hierro de Veragua, históricamente la del "Duque", que poseían. De nuevo en 1943 vuelve a marcharse con el hierro del Marqués de Tamarón y a usar la divisa azul y amarilla, pasando en 1945 al conde de Antillón y en 1947 al sevillano Marqués de Contadero, Jerónimo Domínguez y Pérez de Vargas, hermanastro de mi bisabuelo materno. Este la enajena en 1951 A Salvador Nogueras. Esta es la actual ganadería del Marqués de Domecq, que poseen desde el 28 de Junio de 1955 los hermanos Domecq Rivero. Tras el fallecimiento, hace tres años, de D. Juan Pedro Domecq Rivero, heredan en dos lotes la ganadería del "Marqués", sus cuatro hijos (Femando, Javier, Gonzalo y Juan Pedro). Siendo éstos primeros, Femando y Javier, quienes asumen la comprometida labor y simbólica antorcha del relevo con el mismo nombre, hierro, divisa y vacada original.
PEDRO DOMECQ RIVERO
Su fundador, propietario del citado título nobiliario, fue D. Pedro Domecq Rivero, que inició su andadura ganadera en 1949 con una punta de reses procedentes de Gallardo, a los que marcó con el hierro de la "D" coronada, que posteriormente pasaría a poder de los hermanos Núñez y posee hoy en día Santiago Domecq.
"El Marqués", como aún se le conoce hoy, fue un ganadero que dejó, sin lugar a dudas, una huella inolvidable como erudito, maestro de maestros, del arte de criar y mimar el toro bravo.
Multitud de viejos toreros y ganaderos lo recuerdan hoy como el pionero de una nueva concepción acerca de la crianza y selección dentro del mundo de los toros. A este caballero ejemplar se le podría definir de muy distintas e infinitas formas y maneras. Pero como se autodefinió en una ocasión el maestro trianero Juan Belmonte "como señorito en el campo y hombre de pueblo en la ciudad". Al buen ganadero Pedro Domecq Rivero podría recordársele como un hombre sencillo en sus pensamientos y costumbres con un fondo iluminado por la grandeza de su talento, categoría e inquietud intelectual, únicas en su persona. Se le deberán siempre los mayores éxitos actuales, puesto que fue él, no solo el primero que dictó las reglas y las normas de la casa ganadera, continuadas hoy por sus hijos Fernando y Javier, sino que también fue él quien las fraguó e inventó.
Su proceso se basó en una rigurosa selección basada en características como bravura en el caballo, la nobleza, la raza, la fijeza, el humillar, el recorrido, la fortaleza y la salud. Fueron estas actitudes y no otras las que desde siempre dieron y siguen siendo hoy con más fuerza las responsables del sello característico que ha forjado a este único encaste. LOS TOROS DEL MARQUÉS
Con el ganadero y el nuevo mayoral Antonio Flor, quizás en éstos momentos el conocedor más afamado de la ruta del toro y que hasta hace dos años estuvo al servicio del buen ganadero gaditano Salvador Cebada Gago. Durante más de veinticinco años se efectúa la descripción del fenotipo y genotipo de los toros y las vacas de esta ganadería puntera.
Los toros del Marqués son: bajos, finos de cabos, con trapío, de hechuras armónicas, y bien armados de cornamenta, astifinos, muy extendidos los pitones, acapachados, recogidos arriba o comidelanteros, amorillados, musculados en general, de frente rizadas y abundante melena, con desarrolladas moñas y de pelo predominan los coloraos ojo de perdiz en todas sus variedades: mulatos, chorreaos, castaños, coloraos, tostados y negros girones. También los hay bragados y meanos, típicos de la raíz Parladé-Tamarón. Rara vez y como reminiscencia de la sangre veragueña saltan algún jabonero o albahío. Suelen ser vistos de frente, por su estructura cuesta abajo, debe vérseles la penca del rabo. Destacan además los descolgados de carne y de cuello largo. El comportamiento en el campo de estos toros es de una absoluta nobleza y serenidad en su manejo. En la plaza salen a un galope fuerte y suelen ir de lado a lado de la plaza, rematando finalmente en tablas. Desde el capote humillan con la cabeza muy baja y el cuello descolgado, llegando desde muy larga distancia. Con el caballo de picar suelen romanear, metiendo los ríñones con el rabo en pie cumpliendo muy dignamente.
Con la suerte de banderillas acometen con prontitud al galope, con buen son y "es aquí donde el ganadero descubre al toro definitivamente"- según nos apunta el propio Femando-.
El último tercio de su lidia, estos toros deben ser sometidos al principio y se debe situarlos donde hay que lidiarlos, para que muestren finalmente el difícil equilibrio entre la bravura y la nobleza que estos toros poseen en justa proporción, para desarrollar más tarde en la faena, su gran clase.
UN FUTURO ESPERANZADOR
El futuro se abre prometedor para la clásica divisa azul y amarilla del Marqués. Los numerosos éxitos obtenidos en las pasadas temporadas, como los conseguidos en la presente, en plazas como Tudela, Talavera, Pamplona, Málaga, Murcia, Arnedo, El Puerto de Santa María, Sevilla y Algeciras, demuestra el gran momento que atraviesa esta ganadería aristocrática.
Esta gran labor de continuidad, ha quedado en las sabias y experimentadas manos del sucesor del ya viejo Juan Pedro, sus hijos Femando, conocedor y prestigioso Abogado y Economista, que junto al apoyo de su bellísima esposa Elsa, y con la ayuda de sus dos vástagos, de los que el primogénito, que lleva idéntico nombre al de su progenitor, ya un grandísimo aficionado al toro al que se haya vinculado desde su más tierna infancia, el joven Tomás, un nóvel ganadero ya con aires de torero en sus formas y maneras de entender el mundo del toro bravo en el campo.
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